Hoy 20 de
marzo a las 12:57 horas en Chile, tiene lugar el equinoccio de otoño en el
hemisferio sur y de primavera en el hemisferio norte.
En términos
astronómicos esto quiere decir, que en ese preciso instante el sol pasa por el
ecuador y sus rayos caen perpendicularmente sobre dicha zona, mientras que en
los trópicos, ubicados a 23° 27’ los rayos solares llegan con un ángulo de 67°
y en los círculos polares lo hacen a 23°. Extrapolando la tierra a un modelo
esférico.
Todas las
culturas antiguas sabían esto y organizaban su tiempo y labores en torno al
camino del sol. Por muy folklórico que hoy nos parezca, aún dependemos de estos
ritmos, puesto que todas las actividades productivas de alimentos a nivel
primario siguen estos calendarios olvidados para muchos citadinos.
La mayoría
de los pueblos ancestrales fijaba el
inicio de un nuevo año coincidiendo con el solsticio de invierno, punto
en que el sol alcanza su punto más lejano, llegando al máximo de frío y
oscuridad, para comenzar lentamente su retorno hacia su apogeo trayendo luz,
renacimiento y prosperidad.
Los chinos
sin embargo fijaban esta fecha un poco antes: El 4 de febrero según el
calendario solar y en fecha cercana pero variable según el calendario lunar,
festejando todos los días que hay entre ambos inicios como su fiesta de
primavera y año nuevo. Esto porque según sus muy acertadas observaciones, todas
las cosas comenzaban a menguar antes de llegar a su apogeo
.
Es decir, que
en apogeo del invierno ya estaba creciendo el embrión de lo que después será el
el verano. Esto queda muy graficado en el símbolo del yin y el yang donde vemos
una bolita blanca al interior del negro y una negra al interior del blanco. Nada
nace de la nada, sino que todo se va transformando en un infinito ciclo de
mutaciones.
Como sea,
hoy es tiempo de prepararnos para el invierno pero de manera activa. Guardar
nuestras cosechas, ordenar nuestras casas y graneros, limpiar y barbechar la tierra,
podar nuestros árboles y dar gracias a la madre tierra por todo lo brindado,
antes de pasar a la fase introvertida del invierno y luego renacer en una
vibrante primavera.
Aprovechemos
hoy de manera conciente el equilibrio propio del planeta suspendido en el
espacio frente al sol, que nos regala un día y una noche de igual duración y
potencia energética.
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