En el cono sur de América Latina, hace ya varios
años venimos consumiendo Stevia Rebaudiana como un sustituto del azúcar y demás
edulcorantes artificiales. La planta originaria del Paraguay, al igual que el tradicional
Mate, se aclimató muy bien en los países cercanos y hoy en día existen importantes
extensiones agrícolas dedicadas a su cultivo para uso industrial al tiempo que comienza
a ganar su espacio en las chacras orgánicas.
Existen muchos estudios clínicos, que avalan
que la Stevia no solo endulza, sino que uno de sus componentes, el steviósido
es medicinal y actúa como un regulador del azúcar en la sangre, además de ser
antihipertensivo, antiinflamatorio y diurético.
A pesar de todos estos beneficios, no ha sido
aprobada por la FDA –Agencia estadounidense de alimentos y medicinas-. Pero las
grandes transnacionales de la alimentación, han visto el negocio de ofrecer un
edulcorante con un marketing más natural que los actualmente existentes en el
mercado: sacarina, sucralosa, aspartamo y ciclamato, con comprobados efectos
secundarios.
Así es como Coca-Cola y Cargill, han patentado
Truvia, un producto que venden como basado en Stevia, pero que sólo lleva un 20%
de rebiana, una parte de la Stevia que es dulce –pero sin steviósido, su
componente medicinal-. El 80% restante, es Eritritol -un polialcohol que como
tal aumenta la glucosa en sangre de los diabéticos.
Siendo la Truvia fruto de grandes empresas, es
que no tardó en obtener su certificación de la FDA el año 2010, y ahora el
2013, ha sido autorizada en varios países de Europa y México, donde la Stevia al
ser importada tenía un valor más alto, ofreciendo una alternativa más económica
con las aparentes mismas virtudes.
Si bien aquí la Stevia es parte de nuestra
alimentación, estemos alertas por si nos quieren introducir la Truvia u otro
edulcorante en base a un marketing ecológico. Mantengamos nuestra capacidad
crítica y hagamos valer nuestros derechos de consumidores informados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario